Por Loreto Paillacar S.
En este mes de julio, el Círculo de Periodistas está presentado un ciclo de cine con las obras de Ignacio Agüero Piwonka, uno de los documentalistas más reconocidos de Chile.
El cineasta describe su estilo narrativo como “uno de observación y ahora sobre todo de divagación”.
En relación a su proceso creativo, Agüero señala: “Me gusta hacer las películas y escribirlas durante su proceso de rodaje, no llegar a ellas con un guion sino con alguna imagen central y, de ahí, derivar centenares de imágenes como si se tratara de una bomba de racimo, o como una alcachofa hasta llegar al corazón”.
En 1979, se tituló de Director Artístico de la Escuela de Artes de la Comunicación en la Pontificia Universidad Católica (PUC). Ha recibido numerosos premios y distinciones nacionales e internacionales, como el Premio Altazor de las Artes Nacionales y la distinción Prince Claus de los Países Bajos.
Desafiando convenciones
A lo largo de su trayectoria, ha forjado un legado cinematográfico que trasciende las fronteras del tiempo y la narrativa convencional. Como un poeta de la imagen en movimiento, ha explorado los rincones más profundos de la experiencia humana, revelando la belleza y la complejidad de la vida cotidiana.
Sus películas nos transportan a mundos íntimos y sutiles, donde lo aparentemente insignificante adquiere un significado trascendental. Agüero Piwonka ha desafiado las convenciones para tejer narrativas evocadoras. Sus obras son ventanas abiertas, donde los recuerdos se entrelazan con la realidad y los sueños se materializan en imágenes vívidas.
-¿Qué le inspiró a dedicarse al cine y cómo fueron sus inicios en esta industria?
Ver películas del campo socialista a fines de la década del sesenta y durante la Unidad Popular (UP) me decidí por el cine. Películas cubanas y las del húngaro Miklos Jankso hicieron que me dedicara después al cine.
-Usted ha realizado cine documental y de ficción, ¿qué diferencias y similitudes encuentra al trabajar en ambos géneros?
El cine de ficción se puede acercar tanto al cine documental como para llegar a fundirse en uno solo, en lo mismo, pero también se pueden alejar hasta diferenciarse absolutamente. Me gustan tanto los movimientos de acercamiento como los de alejamiento.
Sin consejos para los jóvenes
-¿Cómo ve la evolución del cine chileno en los últimos años?
El cine en Chile ha evolucionado hacia una diversidad muy grande en cuanto a temas, formatos y lenguajes. De todo eso resulta un cine chileno muy bueno. En nuestro país hay muy buenos cineastas y muy buenos poetas. Lo que es malo en Chile es la novela -con muy honrosas excepciones- y el fútbol, y los socialistas después de Allende.
-Respecto a la distribución, visibilidad y forma de hacer cine, ¿cuáles cree que son las ventajas y desventajas que han traído las plataformas de streaming?
No lo sé. Las formas de hacer cine se han ampliado mucho y esa ampliación genera nuevas creatividades y posibilidades que hacen que el cine tenga demasiada vida por delante.
-¿Qué consejo le daría a los y las cineastas jóvenes que están comenzando su carrera en la industria cinematográfica?
Ninguno. No hay que dar consejos. Que hagan lo que quieran sin esperar que nadie les enseñe a hacer películas.
Ciclo de cine dedicado a su obra
El ciclo de cine dedicado a la obra cinematográfica de Ignacio Agüero consta de cinco películas, representativas de su destacada trayectoria.
Se exhiben los días lunes de julio, a las 17:00 hora, en el Teatro Camilo Henríquez. La entrada es gratuita y abierta a todo el público interesado.
–¿Qué significado tienen las películas que serán proyectadas en el ciclo de cine, tanto en su trayectoria como cineasta como en su vida personal?
Responder esa pregunta es hacer un libro en el que estoy trabajando.
-¿Qué impacto espera que tenga este ciclo de cine en la audiencia, en términos de reflexión y debate?
La reflexión debiera ser acerca de cómo hacer para que estas películas puedan ser vistas por todos los chilenos, pues ennoblecerían sus espíritus, experimentarían el placer de haber visto películas conmovedoras y verían que lo conmovedor está en la forma en que el cineasta hace la película que están viendo, al punto de experimentar, tal vez por primera vez, que lo que debieron haber hecho en sus vidas era cine, pues para qué vivir si no es para preguntarse cuál es el sentido de las cosas.