Parece lógico que, en un momento de efervescencia feminista, Sol Serrano haya sorteado con éxito las barreras de un tradicional bastión masculino al obtener el Premio Nacional de Historia. Lo que no parece tan lógico es que lo haya logrado sin estridencias. En un año de protestas a busto desnudo, lemas desafiantes y tomas de colegios y universidades en defensa de los derechos de la mujer, el jurado la distinguió por el rigor de su trabajo como historiadora.
La ministra de Educación, Marcela Cubillos, destacó “su aporte a la historiografía nacional en ámbitos de relevante connotación pública tales como la formación del Estado, las trayectorias políticas institucionales e historia de la educación”. Es como si le hubieran dado el galardón a un educador radical como Pedro Aguirre Cerda y su inolvidable eslogan: “Gobernar es educar”.
Sol Serrano tiene méritos suficientes para ser la primera mujer que gana este galardón– Así lo proclamó el jurado presidido por la ministra Cubillos e integrado por dos rectores universitarios (Ennio Vivaldi, de la U. de Chile, y Patricio Sanhueza, de la U. de Playa Ancha), un representante de la Academia Chilena de la Historia (Alejandro Guzmán), y el último ganador del premio (Julio Pinto). Pero no se puede desconocer en su tarea el inflijo de la atmósfera humanista de su privilegiado ambiente familiar.
Horacio Serrano Palma, su padre, desarrolló una destacada carrera política, pero fue sobre todo, un agudo observador de la actualidad a través de sus comentarios en El Mercurio. Elisa Pérez Walker, la madre, fue una prestigiosa escritora que se integró plenamente al clan, con el seudónimo de Elisa Serrana. Durante años fue editora de revistas infantiles de Zig-Zag. Y, por supuesto, es obligatorio recordar a las cuatro hermanas Serrano Pérez: Marcela, escritora, casada con Luis Maira; Elena (Nena), abogada; Paula, psicóloga; y Margarita, periodista ya fallecida. Y, no menos importante, su marido, Jorge Correa Sutil.
Sol Anunziata Serrano Pérez ha sido investigadora visitante en Francia, Alemania y Estados Unidos. Su labor académica de docencia e investigación la ha desarrollado principalmente en el Instituto de Historia de la UC; ha dirigido veinte tesis de licenciatura, seis de magister y ocho de doctorados. Fue vicerrectora de Investigación de la UC (2015-2017) y actualmente es asesora del Programa de Investigación Asociativa de Conicyt y miembro del Consejo Superior de la Universidad de Aysén.
Integró el Consejo Asesor Presidencial para la Educación (2007), la Comisión de Formación Ciudadana del Mineduc (2011) y el Comité de Expertos de la Unidad de Curriculum del Mineduc (2012-2013).
Se ha recordado, lo que me consta de cerca, que inició sus comentarios de actualidad en la revista Hoy, publicación para la cual integró en 1983 un grupo que escribió la Historia de Chile del siglo XX entregada en fascículos. La obra fue definida por ellos mismos como un “recuento de la evolución de la sociedad chilena”.
La semana pasada, al agradecer el Premio Nacional, Sol lo calificó como “mucho más que un honor, es una alegre y tremenda responsabilidad. Me siento una hija amada de la República”.
Es el mejor resumen de su aporte a la “buena memoria” de nuestro país.
Por Abraham Santibáñez M
Premio Nacional de Periodismo