Por Enrique Ramírez Capello
En la hora de cierre de las Fiestas Patrias se abrieron las compuertas de la primavera.
Aparecieron los poéticos cerezos en flor, la tibieza reemplazó a la fría crueldad del invierno. Es la bella estación.
Y, en contraste, la época de las alergias.
Las estadísticas muestran un dato muy alarmante: es el período de los frecuentes suicidios.
En pretéritos días le cantaron Gabriela Mistral y Pablo Neruda, con profundas raíces en Parral y en el Norte Chico. Ambos, ganadores del Premio Nobel de Literatura.
En su forja, los Juegos Florales, a temprana edad.
De mi niñez, evoco las notables fiestas de la primavera, a lo largo de todo Chile.
Alegría sin corchos. Juventud arrebatada por carros alegóricos, globos policolores y chayas.
¡Admirables!
Primeros besos. Miradas en complicidad. Conquistas refrescantes. Todo era unidad.
¿Por qué se perdieron hoy?
Exigimos recreación.
El episodio más significativo ocurrió en 1950. Hito histórico. Sus protagonistas: Natacha Méndez y Gloria Leguisos.
Orígenes distintos.
Natacha creció en la población Pedro Montt. Infancia modesta.
A la morena siempre le gustó el básquetbol.
Alcanzó el relieve.
Incluso con la selección chilena que obtuvo puestos de connotación mundial.
Con la puentealtina Irene Velásquez, la gran Ismenia Pauchard, quien dolorosamente murió quemada hace pocos años.
Además, María Gallardo y Onésima Reyes, entre otras.
Natacha fue elegida reina por estudiantes y obreros, pero el rector de la Universidad de Chile le quitó el título. La multitud la respaldó y la llamó reina del pueblo.
En 1951 logró la corona de belleza como reina del Pacífico en el torneo sudamericano disputado en Lima.
Natacha jugaba en el club Famae y lanzaba a los cestos en el gimnasio Cabrera Gana.
En el otro lado de la acera, estuvo Gloria Leguisos.
Desde Tocopilla su familia pasó a Antofagasta y luego a Santiago.
Con su piel mate y sus ojos verdes cautivó desde niña.
Ya entonces se sintió atrapada por la danza. Su sueño era convertirse en bailarina clásica.
Lo consiguió.
Un grupo de liceanas la presentó como competidora de Natacha Méndez.
Se transformó en un enfrentamiento entre dos grupos sociales. Aunque en una cuenta digna, recordada por muchos años.
Gloria Leguisos recibió la corona de Miss Chile en 1954.
Quedó como semifinalista en el concurso de Miss Universo.
Vestida de elegante huasa, regaló botellas de excelente vino chileno en Nueva York.
Natacha y Gloria en el recuerdo.
¡Bendita primavera!