Por Margarita Bastías
La Comisión de Cultura e Internacional del Círculo de Periodistas organizó un conversatorio para hablar del proceso que vive el país e invitó a la socióloga Lucía Dammert y al abogado constitucionalista Fernando Atria para entregar herramientas que permitan entender mejor el momento que vive Chile.
La socióloga de la Universidad de Santiago, Lucía Dammert, lo dijo sin titubear al referirse al movimiento social que irrumpió con una fuerza inédita el 18 de octubre y que aspira a cambiar no sólo la agenda política sino que dar un vuelco en lo que ha sido la infinita transición chilena a la democracia, cuyo horizonte se acerca y se aleja como oasis en el desierto.
Los dos profesionales expusieron ante un poco más de 70 personas que llegaron hasta el Teatro Camilo Henríquez, pese al fuerte olor a gas lacrimógeno que primó toda la mañana en la calle Amunátegui.
La también doctora en Ciencia Política señaló que “no hay mucha información sobre el fenómeno que se dijo surgió espontáneamente hace un mes y medio” y analizó que “Chile es una sociedad fragmentada, segregada, racista, clasista y temerosa”.
Describió además que en el país se da un fenómeno particular con una generación muy golpeada por la dictadura y otra, más joven, que tiene una relación con la violencia, donde pareciera que nada le importa.
El 18 de octubre ha hablado el subconsciente, “aquello que no quisimos ver”, y enumeró: la policía lleva años pegándole a la gente; hay 60 -70 mil ‘ninis’ (jóvenes que no estudian ni trabajan) al margen; gente en situación de vulnerabilidad; clase media emergente; los casos del Sename, la gente que está al margen no está pensando que le va a llegar un bono.
“No es la marginalidad sino gente que quedó en el margen”, subrayó Lucía Dammert.
De la indignación a una nueva Constitución
Para el abogado constitucionalista, Fernando Atria, a partir del 18 de octubre, se ha dado “un hecho inédito”, al lograr que con la indignación en las calles se empezara a hablar de una nueva Constitución. La ciudadanía comenzó a ver que todas sus demandas pasaban por un tema constitucional y que pese a todos sus reclamos ante las AFP, Isapres, demanda mapuche, educación tiene al frente “un legislador indiferente” que deja “incapacitada” a la política, y a su vez “la política sólo ha podido hacer lo que el poder económico le permite”. A los ojos del ciudadano, la política está coludida con el poder económico. Y de ahí proviene el abuso que vive a diario la ciudadanía, explicó Atria, un problema constitucional que va en perjuicio del ciudadano.
Lucía Dammert abordó las barras bravas que han encontrado en las manifestaciones sociales una forma también de ‘ser parte de’. “Nadie sabe cuántos son, pero sí sabemos que tienen una relación durísima con la policía”.
Se ha dicho también que los actos violentos surgen de grupos narcos, pero hay 2,3 millones de personas que viven en lugares donde hay mucho narco y donde no hay estado.
Respecto del rol que han tenido los medios de comunicación, la especialista afirmó que “han tenido un ir y venir”. Ejemplificó como positivo que “los matinales no pudieron seguir con los temas banales en que nos tenían sumergidos” y valoró también la identificación que han hecho los medios de las noticias falsas.
Política ajena
Atria relevó a su vez que “por primera vez en 30 años, tenemos la posibilidad de deshacernos de la Constitución de (Augusto) Pinochet” y que por fin se podrá cerrar el ciclo que muchos pensaron se haría el 5 de octubre de 1988, el Plebiscito que derrotó las pretensiones del dictador de continuar en el poder por ocho años más.
El experto constitucionalista explicó que la Constitución es una decisión fundamental sobre la política y durante 30 años ha sido de “incapacitación”. Esta ineficacia de la política significa un ‘desempoderamiento’ del ciudadano, en la que la política se le hace crecientemente ajena.
A su juicio, las movilizaciones de 2011 dejaron en mayor evidencia la deslegitimización de la política frente a las demandas ciudadanas, porque durante todo este tiempo ha dado lo mismo que un millón de estudiantes salgan a la calle a pedir un cambio en la educación o que un millón de personas exija un nuevo sistema de pensiones, y no pase nada.
La Constitución del 80 fue hecha para que el modelo económico neoliberal que se impuso bajo la dictadura subsistiera una vez que la derecha ya no tuvieran el poder y nadie pudiera echarlo para atrás. Se suponía que los gobiernos que viniesen después del 90 iban a querer cambiar el modelo…pero no fue así. Frente a cualquier intento, inmediatamente operaban las trampas constitucionales, como los senadores designados, hasta 2005.
Para Atria, no tiene nada de sorprendente el estallido social, aunque fuera inesperada la forma que adoptó. Si durante tanto tiempo se ha deslegitimado la política, puede estallar cualquier cosa. Precisó que la última oportunidad que hubo para enfrentar ‘por las buenas’ –sin heridos, saqueos, incendios- el proceso constituyente, fue con Michelle Bachelet (2). Pero ese proceso fracasó no sólo por la oposición que hizo la derecha, sino también por los conflictos internos al interior de la coalición entonces oficialista, y de esos se deben hacer responsables.
“Ahora, por primera vez en 30 años, tenemos la posibilidad genuina de deshacernos de la Constitución de Pinochet. Este plebiscito va a cumplir la función que nosotros pensamos que iba a tener el Plebiscito del 5 de octubre de 1988, el cual nosotros pensábamos que cerraba el proceso que se inició el 11 de septiembre”.
“Hoy estamos en un momento donde se abren oportunidades genuinas”, insistió Atria.
Fuente: https://pagina19.cl/nacional/sobre-nueva-constitucion-oportunidad-genuina-para-deshacerse-de-la-carta-de-pinochet/