Hace 212 años, el 13 de febrero de 1812, La Aurora de Chile dio testimonio de que nuestro país estaba dispuesto a luchar por su independencia de la corona española, instaurar su propia Constitución y construir una patria para todos.
El primer periódico chileno, dirigido por Fray Camilo Henríquez, dotó a la gesta independentista y al ideario de la libertad del instrumento fundamental para construir un país de ciudadanos y no de súbditos, una nación de iguales y no de castas privilegiadas.
Ese instrumento fundamental es la prensa libre, aquella que hace de la difusión de la verdad su razón de ser. Y así lo ratificó el Prospecto de la Aurora redactado por el Fraile de La Buena Muerte:
“Está en nuestro poder el grande, el precioso instrumento de la ilustración universal, la Imprenta. Los sanos principios, el conocimiento de nuestros eternos derechos, las verdades sólidas y útiles van a difundirse entre todas las clases del Estado”.
Y agregaba: “Se echaba de menos un periódico que las anunciase y difundiese, que generalizase las ideas liberales; consolidase la opinión y comunicase a todas las Provincias las noticias del día”.
Transcurridos más de dos siglos, esas ideas mantienen plena vigencia y son una guía cotidiana para quienes ejercemos la hermosa profesión del periodismo y asumimos la ética como el mandato irrenunciable en la lucha por el derecho a la comunicación y a la información.
Una lucha que no cesa, sino que, al contrario, nos llama día a día al deber de combatir la proliferación de noticias falsas, las manipulaciones informativas y los mensajes de odio. En esta hora de avances informáticos sin precedentes, la comunicación es un frente de lucha para la promoción y defensa de los derechos humanos.
Nuestro balance en este nuevo Día de la Prensa es de denuncia, dolor e indignación. El cierre de medios, los despidos de trabajadores en diarios, radios y canales, así como la precarización de nuestro trabajo son pan de cada día en Chile.
En la vecina Argentina, la violencia policial a finales de enero dejó 27 periodistas heridos en la cobertura de manifestaciones contra el gobierno, entre ellos el colega chileno Ignacio Villagra.
En Gaza, las Naciones Unidas documentaban hasta finales de enero la muerte de 122 periodistas y otros comunicadores en el marco del genocidio del ejército israelí, que dejaba un saldo de más de 27 mil muertos, en su mayoría mujeres y niños.
Julian Assange, el periodista australiano que denunció crímenes de guerra en Irak y Afganistán, sigue en prisión en Inglaterra con su salud deteriorada, víctima de una odiosa y feroz persecución de Estados Unidos.
Son hechos que duelen e indignan.
Nuestro mensaje quiere ser de esperanza, con un llamado a trabajadoras y trabajadores de los medios, y en especial a las nuevas generaciones, a no bajar la guardia y defender la comunicación veraz e independiente como un derecho del pueblo, para ser dignas y dignos herederos de La Aurora de Chile y de Camilo Henríquez.
CIRCULO DE PERIODISTAS DE SANTIAGO COLEGIO DE PERIODISTAS DE CHILE