Por Margarita Bastías, directora Círculo de Periodistas
El 8 de marzo, la fecha que nos convoca nos recuerda una tragedia. Ese día, de comienzos del siglo pasado, 129 obreras textiles murieron en un incendio provocado por su empleador, debido a que se encontraban en huelga y ocupación de la fábrica donde trabajaban en Nueva York.
El hecho tuvo un impacto en todo el mundo, pero solo fue hasta 1975 que Naciones Unidas decidió declarar esta fecha como el Dia Internacional de la Mujer.
Las luchas de las mujeres no van en una curva ascendente cara, sufren retrocesos y cuesta mucho volver a encumbrar el vuelo, como ocurrió cuando las mujeres lograron el derecho a voto y vino la Guerra Civil española y enseguida la II Guerra Mundial.
Acá en Chile también lo vivimos, cuánto costó el derecho a voto, primero solo para las municipales y ya pasado los 50 años del siglo anterior, recién pudimos votar para Presidente. Los avances de fines de los 60 y comienzos de los 70 también fueron brutalmente truncados, queriéndose imponer una mujer reducida al hogar, la familia y la maternidad.
Sin embargo, mujeres con una poderosa conciencia de si mismas y de su condición fueron abriendo camino, como Amanda Labarca, en educación, la misma poetisa Gabriela Mistral -primero reconocida a nivel mundial y luego en su país y debió migrar para poder desarrollarse-. Otros nombres, como Elena Caffarena, Eloísa Díaz, en nuestro medio, Lenka Franulic y todas aquellas que se desempeñaron en un mundo donde primaba lo masculino.
Cuando ya vamos a dar por pasado el primer cuarto del siglo XXI, 2018 quedará grabado por el mayo feminista que provino de la facultad de derecho de la Universidad de Chile, que saltó a la Universidad Católica, mostrando las humillaciones que debían pasar las estudiantes para poder rendir un examen.
Desde Hollywood, las actrices por fin pudieron revelar los abusos a que eran sometidas en la industria cinematográfica y se escuchó fuerte el Me Too para dar cuenta de que solo unidas nos podíamos hacer escuchar.
En Argentina, nació con fuerza el movimiento “Ni una menos” frente a esa lacra del femicidio oculta por tanto tiempo, como crímenes pasionales.
Pero, pese a los avances que ha habido, nada está garantizado en Chile ni en el mundo, y las mujeres debemos estar en permanente alerta ante los signos de retrocesos que empiezan a inocularse incluso en el propio género.
Las responsabilidades compartidas en la crianza, el derecho a decidir tener hijos o no, los derechos sexuales, la igualdad salarial, el trabajo doméstico igualitario, los altos cargos en empresas y el aparato público, los estereotipos de belleza para definir lo que es o no es femenino, no están de por sí garantizados.
Las mujeres hemos sido protagonistas de grandes luchas por la democracia, la justicia y la libertad, pero ellos son valores que requieren de una constante renovación, porque nada puede darse por sentado.
Los informes internacionales coinciden en que la pobreza y la desigualdad tienen rostro de niños y mujeres, por eso nuestra invitación como Círculo de Periodistas, agentes que tomamos el pulso al estado de la sociedad, nos obligan a redoblar los esfuerzos para garantizar que toda niña que nace en cualquier parte del mundo tenga derecho a realizarse en lo que ella más quiera y que hoy día no haya frontera cultural, política o religiosa, para su desarrollo.
Es un orgullo ver a jóvenes que estudian en Chile astronomía y ver que están dispuestas a alcanzar las estrellas, aunque estén en lo más alto del Universo.