Por Sergio Reyes.
Piñera viaja a Cúcuta para hacer un chantaje, un gran chantaje que pretende obtener beneficios y provechos para sus intereses personales como es la posibilidad de potenciar una supuesta imagen de estadista, y al mismo tiempo, sembrar intereses financieros y económicos que le permitirían hacer negocios cuando se instale una dictadura en Venezuela propiciada por una serie de mandatarios.
Como si lo anterior no fuera grave, Piñera refleja lo que han adaptado los presidentes en serie y que gobiernan la región, y que se traduce en no permitir que en sus “patios traseros”, acontecimientos nacionales, originarios, legítimos, moldeen las emancipaciones sociales.
Estos presidentes en serie, de la que suscribe Piñera, Bolsonaro, Duque y lidera Trump, impulsan el chantaje ideológico para culpar de la dinámica social, genuina en la historia humana, a quienes buscan la emancipación.
Este chantaje se refleja cuando vociferan abrir las fronteras a una supuesta ayuda humanitaria, pero en sus propios países las cierran, es sólo el reflejo de lo que sucede en Chile y lo que ocurre con los inmigrantes en EEUU, donde los niños han sido separados de sus padres y algunos de los infantes han muerto a la espera de reencontrarse con su mamá y papá.
Todos podríamos agradecer a estos presidentes en serie que se muestran adictos a resolver los problemas y los males que observan a su alrededor, pero los supuestos remedios que llevan en sus bolsillos, no curarán las imaginarias enfermedades que ellos diagnostican.
El medicamento que emerge de sus carteras es la guerra total. En Colombia han sido asesinados en lo que va del año 29 dirigentes sociales. ¿Dónde queda la ayuda humanitaria para esas familias? La verdad, no hay ayuda humanitaria, hay conquista de identidades y las medicinas que llevan en sus monederos buscan introducir revueltas populistas en todo el continente y que deje en el abandono las fronteras, (identidades) humanas.
Los presidentes en serie con su viaje a Cúcuta están eliminando los avances y posibilidades democráticas, y sólo angustian a los pobres y a la clase media, y al mismo tiempo, divierten a los poderosos del mundo con sus acciones; operaciones que elevan el precio de las armas.
Así observamos que la derecha venezolana ha sembrado el terror como lo dice Roger Waters, líder de Pink Floyd, y se advierte que la presencia de Piñera, y otros presidentes en serie, reflejan la intención de crear terror para luego atacar ese terror con más terror.
Efectivamente, estos presidentes en serie participan del mundo corrupto: Trump exige ser Premio Nobel de la Paz, Duque sin respuesta a los crímenes de dirigentes sociales, Piñera mirando para el lado cuando aparece la palabra Banco de Talca, se erigen como superiores moralmente sabiendo que sus remedios son parte de la pus que engendra la enfermedad.
Hoy los presidentes en serie nos conducen a este reality show en Cúcuta para que seamos consumidores de su propia experiencia golpista, y naturalizarla frente al mundo y que permita cosificar la intervención militar.