Al cierre de nuestro ciclo de cine, la biblioteca Joaquín Edwards Bello –del Círculo de Periodistas de Santiago– se convirtió en un espacio de reflexión en torno al cine chileno tras la proyección de la comedia Malta con Huevo (2007), la que contó con la presencia del director de la cinta, Cristóbal Valderrama.

 Giros inesperados y humor irreverente

 La película, dividida en dos partes con las diferentes versiones de los protagonistas, sigue a dos amigos que deciden irse a vivir juntos. Vladimir, un vividor con pretensiones artísticas, comienza a compartir casa con Jorge, un sujeto maniático y obsesivo con conocimientos en química, desatando una trama llena de giros inesperados y cargados de humor irreverente.

Y es que, durante el día de la mudanza –a principios del mes de marzo– Vladimir se toma una siesta, despertando el día 22 del mismo mes acostado con la novia de Jorge.

Tras tener sexo con ella, aún sin comprender muy bien la situación, Vladimir decide ir a comprar alcohol, descubriendo que una vecina gótica y el propio dueño de la botillería quieren vengarse de él por motivos que desconoce.

Asustado, Vladimir logra escapar, regresando a casa para volver a dormir.

No obstante, cuando despierta otra vez, lo hace el 8 de marzo, cuando muchos de los eventos que lo han dejado en esa complicada situación aún no han ocurrido.

Eventualmente se revela que todo se encuentra relacionado a un siniestro experimento que Jorge realiza para reafirmarse a sí mismo que posee una mente superior, utilizando a Vladimir como un conejillo de indias.

Reflexiones con Cristóbal Valderrama

Tras la exhibición de la cinta, los asistentes a la función intercambiaron ideas sobre la película y cómo esta es percibida a años de su estreno.

A modo de introducción al conversatorio, el periodista y crítico de cine, Joel Poblete explicó cómo, tras la dictadura de Augusto Pinochet que significó un apagón cultural en el país y una tímida y limitada producción cinematográfica durante los años noventa, recién a principios de un nuevo milenio Chile vio un aumento considerable en lo que respecta a la realización de películas nacionales.

El crítico de cine Joel Poblete y el director Cristóbal Valderrama conversaron con el público asistente.

Según el especialista en cine, obras como El chacotero sentimental (1999) marcaron un hito en las narrativas del cine chileno y las historias que se abordarían en los siguientes años, dando cuenta de una nueva realidad social.

Posteriormente, el director de Malta con Huevo (2007), Cristóbal Valderrama, señaló que el cambio generacional en los cineastas nacionales también influyó en este nuevo paradigma, en el sentido de que, en décadas previas, los directores sentían qué su primera película debía ser relevante y trascendente.

Sin embargo, tras conocer la realidad de Argentina –donde la producción, en palabras de Valderrama, se toma más a la ligera– el director reconoció que cambió su pensamiento respecto a cómo debería desarrollar sus primeras cintas.

Valderrama confidenció a los presentes que la realización de Malta con Huevo (2007) tomó impulso luego que se ganara un premio que consistía en unas “latas” de cintas para rodar películas.

Al poco tiempo tomaría la característica Citroneta de su padre para incluirla en el guion, así como otros bienes de los que disponía él mismo, pensando en el barrio donde vivía como locación primaria.

El cine y la perspectiva a través del tiempo

Por su parte, los asistentes a la función destacaron cómo el paso del tiempo haría casi imposible manejar un humor como el que se exhibe en la cinta, que bromea con situaciones, acciones y contextos de cuestionable moralidad.

Lo anterior fue reconocido por Valderrama, quien señaló que el personaje de Vladimir –interpretado por Diego Muñoz– originalmente iba a ser incluso más desagradable y antipático en sus actitudes, sin embargo, el carisma del actor que lo interpretó atenuó este efecto.

Finalmente, se analizó cómo las películas de años previos reflejan los cambios sociales y los pactos entre las personas, invitando a reflexionar y a contemplar las películas en el contexto que fueron realizadas para disfrutarlas plenamente.

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